viernes, 12 de septiembre de 2008

¿Qué tendrá o no tendrá España que no tiene himno?

Hablaba yo de himnos. Le mandaba yo esta mañana un email al profesor Jaime Ferri y le recordaba que la afición que él y yo compartíamos por la poesía la compartimos también con el señorito José María Aznar. Su estimada esposa, la del expresidente, reveló en su momento que la “entereza espiritual” (las comillas son por la cita y por lo que a apostrofar se refiere) del señor Aznar se derivaba de su amor por la lectura y sobre todo a la poesía. A tal efecto, la susodicha, mentaba el archiconocido poema de R. Kipling “If” (la anécdota la obtengo del libro de Vázquez Montalbán la Aznaridad) como inspirador del temple y el carácter del Aznar. Poema del cual se pueden obtener dictum de los que predicar de boquilla mucho habrá predicado pero que de lo que a ejemplos se trata… más bien lo contrario ( “o ser mentido, no pagues con mentiras/ o ser odiado, no des lugar al odio”) Aunque el final del primer párrafo bien viene a ser lo que Aznar representa “no parezcas ni demasiado bueno, ni demasiado sabio”.

Pero como decía al principio, hablaba yo de himnos. A sazón de la afición del señor Aznar por la poesía me acordaba de la reunión de poetas que convocó para que escribieran de un himno. Convocatoria para la cual contó con la ayuda de Luis Alberto De Cuenca en aquellos días Secretario de Estado de Cultura (a quien admiro por su finísima erudición cómica). El himno pretendía ser un florilegio de poetas representantes de nacionalidades y regiones. Allí estaban el catalán amante de los trenes y huérfano de Joana: Joan Margarit; Abelardo Linares el hombre del millón de libros, poeta y editor de la tan primorosa editorial Renacimiento; el propio Luis Alberto de Cuenca que de himnos entiende porque ya hizo alguno para la movida y la voz de Gurruchaga. Desde el País Vasco desembocaba en la Moncloa Jon Juaristi. Y se encontraban también José Jiménez Lozano y el gallego Ramiro Fonte. Escribieron un himno, ante la ausencia de Margarit y Jiménez Lozano que se descolgaron del equipo, pero de poco sirvió.

¿Qué tendrá o no tendrá España que no tiene himno?

María Moliner con la precisión que le caracteriza da dos definiciones de himno perfectas:
1.-Composición poética de tono solemne en alabanza de algo.
2.-Composición musical de esas mismas características, destinada a ser cantada, generalmente a coro, como para unir en el mismo fervor o entusiasmo a los que la cantan.
De ambas podemos derivar lo que tendrá o no tendrá España para no tener himno. De la primera, parece no haber nada que alabar. O precisamente por lo que unos y otros pretenden alabar se tiran los trastos a la cabeza y los referentes del himno no hay quien los ordene. La Unidad o la diversidad, las regiones, las naciones o las nacionalidades, el pasado, el 18 de julio o el 14 de abril…

Respecto a la segunda definición parece que no tenemos nada en torno a lo cual unirnos en fervor y entusiasmo. Los triunfos dan entusiasmo y unen porque se hacen sobre los vencidos y los enemigos. Y no hay mejor revulsivo nacional que un enemigo. Si los enemigos no nos unen es porque aún creemos que los tenemos dentro. Mal asunto, sin himnos, sólo farfolla. Tenemos por tanto distintos ídolos y enemigos internos, no tenemos ídolos comunes, tampoco enemigos externos y tampoco himno.

Quizá sólo existan himnos personales. En cierta ocasión alguien me comentaba que el suyo se lo escribió Cernuda, Si soy español, los soy/ A la manera de aquellos que no pueden/ Ser otra cosa, me recitó. Buen ejemplo me pareció de lo que significa ser español, aunque incompleta y sesgada la cita, le dije. El poema de Cernuda se titula Díptico, y como todo díptico son dos partes, diferentes pero relacionadas. Y en el poema hay dos poemas Es lástima que fuera mi tierra y Bien está que fuera mi tierra. Cernuda no sólo está obligado a ser español sino que también voluntariamente se siente español y perteneciente a un tradición generosa, rica y heroica. Será eso ser español, con sus luces y sus sombras. Muy en el fondo o muy por encima, entremezclado y agitado con otras identidades alguna vez me he sentido español, pero también me he sentido andaluz y descendiente de Maimónides incluso músico y poeta, así que tampoco tiene mucha importancia lo que me sienta. Pero Cernuda escribe algo que es muy tolerante:

Hablan en el poeta varias voces varias:
Escuchemos su coro concertado,
Adonde la creída dominante
Es tan sólo una voz entre las otras.


Díptico Español, en Desolación de la Quimera [ 1956-1952]

Tolerancia afín a la de W. Whitman cuando escribe que es múltiple y plural o afín al Pessoa que recurre a los heterónimos porque no se siente uno sino muchos. Poetas y personalidades que cuando escribieron y vivieron eran tolerantes con su varia personalidad e identidad. Para cuándo un himno que sea lo suficiente tolerante, lo suficiente plural. Para cuándo un poeta nacional que sea lo suficientemente tolerante con su identidad varia y escriba un himno. Para cuándo españoles que de plurales sean también catalanes y madrileños, nigerianos y ecuatorianos, hombre y mujer, niños, adultos y ancianos. Que seamos capaces de cantar un mismo himno porque el himno es de todos y así lo entendamos. Y, sobre todo, porque queremos ser de todos y lo respetamos.

Traía distintos himnos para comentarlos. El primero es el propuesto por la cámara de poetas reunidos por Aznar. El señor Jon Juaristi en un artículo explica el propósito que se marcaron: un texto breve, fácil de memorizar y de traducir, con léxico sencillo, no belicista, que destacara la proyección universal de España, el destino europeo y una exaltación de la libertad. Una España de individuos en libertad y con destino europeo y universal. Esta extroversión por parte del himno me parece deficiente, como si de los referentes interiores quisieran huir, porque la libertad es de consuno admitida y no hace referencia a ningún hecho particular generador de esa libertad.

HIMNO NACIONAL
Canta, España,
Y al viento de los pueblos lanza tu cantar:
Hora es de recordar
Que alas de lino
Te abrieron camino
De un confín al otro del inmenso mar.
Patria mía
Que guardas la alegría de la antigua edad:
Florezca en tu heredad,
Al sol de Europa
Alzada la copa,
El árbol sagrado de la Libertad.


Parece incluir también referencias a la tradición poética española, “al viento del pueblo” de Miguel Hernández, la tradición de los Cantares, al hablar de “cantar” y no de “canción”, al “camino” de Machado y a los versos de Espronceda “en todo mar conocido/ de uno al otro confín”.

Los siguientes himnos son el de Eduardo Marquina escrito durante el reinado de Alfonso XIII y el segundo de José María Pemán a petición de Miguel Primo de Ribera en 1928.

LETRA DE EDUARDO MARQUINA

Gloria, gloria, corona de la Patria,
soberana luz
que es oro en tu pendón.

Vida, vida, futuro de la Patria,
que en tus ojos es
abierto corazón.

Púrpura y oro: bandera inmortal;
en tus colores, juntas, carne y alma están.

Púrpura y oro: querer y lograr;
Tú eres, bandera, el signo del humano afán.

Gloria, gloria, corona de la Patria,
soberana luz
que es oro en tu pendón.

Púrpura y oro: bandera inmortal;
en tus colores, juntas, carne y alma están.

LETRA DE JOSÉ MARÍA PEMÁN

¡Viva España!
Alzad los brazos, hijos
del pueblo español,
que vuelve a resurgir.
Gloria a la Patria que supo seguir,
sobre el azul del mar el caminar del sol.

¡Triunfa España!
Los yunques y las ruedas
cantan al compás
del himno de la fe.

Juntos con ellos cantemos de pie
la vida nueva y fuerte de trabajo y paz.

El Primer cuadro es la Chiquita Piconera, de Julio Romero de Torres, está en la Casa Museo Julio Romero de Torres. El segundo es la Venus Anadiomene de Tiziano, esté en el National Gallery de Edimburgo.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Delmore Schwartz, Karmelo Iribarren y Raymond Carver: contra la fanfarronería etílica


Hace un tiempo destacaba en un post la honradez del el cantaor El Torta al dedicar un cante a la drogadicción. Ya por aquellos días quería incluir en el post un poema de Karmelo Iribarren y otro de Delmore Schwartz, pero al estar en Glasgow no los puede encontrar. Ambos poemas son referentes a la adicción etílica. En tiempos de berbecio generalizado es preciso encontrar descripciones crueles y realistas de una adicción tan perversa. Durante un tiempo tuve afición por algunos escritores como Bukowski o Henry Miller ambos, a veces, fanfarrones borrachuzos. Fue Raymond Carver el que me devolvió los pies a la tierra. Carver que sufrió los efectos del alcoholismo tiene algunos de los poemas más escalofriantes al respecto. Recuerdo un poema que escribe a su hija alcohólica, espeluznante me resultó leer las palabras que le dedica.:

Llevas tres días borracha, me dices,

cuando sabes lo jodidamente bien que la bebida es veneno

para nuestra familia.

(You´ve been drunk for three days, you tell me

When you know goddamm well drinking is like poison

to our family)


o


Hija, no debes beber.

Las últimas veces que nos vimos lo habías dejado.

El cuello escayolado y además

un dedo entablillado, gafas oscuras para ocultar

el moratón en el ojo. Un labio

que un hombre debería besar en vez de partir.


(the last few time I saw you, you were out of it.

A cast on your collarbone, or else

a splint on your finger, dark glasses to hide

your beautiful bruised eyes.

A lip

that a man should kiss instead of split.)


Trad. Jaime Priede. Todos Nosotros. 2006. Bartleby Editores


Los poemas que aquí voy a transcribiros continúan con esta tendencia. Uno de ellos es de un poeta donostiarra Karmelo Iribarren. Una de las características más destacadas de este poeta es su sentido del humor. En este poema el humor no se encuentra pero sí es cierto que, tratando el tema con respeto, se manifiesta en un tono amigable. El poema toma la forma de un consejo. De su experiencia se deriva la recomendación. La experiencia es uno de los puntos en común de los tres poetas aquí mentados. Experimentan y de ahí surgen los poemas.


Las Resacas


Las primeras tienen

su cosa, es cierto. Otra vez

con el trago en la mano,

uno se siente a gusto de sentirse

tan mal, de tener ese cuerpo,

de ser al fin el blanco

de miradas y risas (comentarios

jocosos, vacilones), ya sabes,

de sufrir como un hombre.


Luego vienen las otras,

las de siempre, las clásicas,

sin el encanto de la novedad,

las que uno ya conoce en su justa

medida, aburridas y tercas,

pegajosas, las que apenas

sorprende, las que una mañana

te avisan que ojo al parche,

pero tú ni te enteras.


Las últimas resacas,

las auténticas, las de verdad,

las que ni risas ni miradas

que valgan, las del vómito

encima, las del asco

y las lágrimas, las del miedo

a vivir y a morir de repente,

las de las más absoluta soledad,


esas, amigo mío, mejor

que no las tengas que pasar.


(Seguro que esta historia te suena. 2005. Renacimiento. Sevilla)


El siguiente poema pertence a un poeta norteamericano bastante desconocido en España. Yo tan sólo conozco este poema y gracias a que Roger Wolfe lo tiene traducido en uno de los libros más fanfarrones que he leído nunca “Todos los monos del mundo”. El título ya es significativo “El pesado oso que va conmigo”. No requiere de comentarios por mi parte, la imagen es clara. Agradezco que Roger Wolfe nos lo haya traducido. Decir, tan sólo, que si no recuerdo mal leí en alguna página web de una asociación de alcohólicos anónimos estadounidense que lo utilizaban como una especie de oración.



El oso pesado que conmigo va


“el estar consigo del cuerpo”


El oso pesado que conmigo va,

Embadurnado el rostro de una múltiple y variada miel,

Zafio y dando tumbos aquí y allí,

Acaparando cada sitio con su peso,

Ese bruto hambriento y golpeador

Enamorado de los dulces, del sueño y de la ira,

Factótum desquiciado que todo lo deshace,

Que trepa el edificio y patea el balón,

Que en la ciudad del odio boxea con su hermano.


Junto a mí jadea, ese pesado animal,

Ese oso pesado que conmigo duerme,

Y que dormido aúlla por un mundo hecho de azúcar,

Por un dulzor tan íntimo como el abrazo del agua,

Aúlla en sueños porque la cuerda

Tiembla mostrándole el oscuro abismo que hay debajo.

Este exhibicionista de pomposo andar está aterrado,

Embutido en su traje de gala, reventándole los pantalones,

Y tiembla cuando piensa que su carne tiritante

Se deshará por fin hasta convertirse en nada.


Este animal del que no puedo escapar conmigo va,

Y me ha seguido desde que el negro útero me sostenía,

Moviéndose conmigo, distorsionándome los gestos,

Una caricatura, una henchida sombra,

El payaso estúpido de los designios de mi ser,

Que ofende y obnubila con su propia oscuridad,

Que alienta oculto en el vientre y en los huesos,

Opaco, demasiado próximo, mi secreto, y aún así desconocido,

Que se yergue para abrazar a ésa a la que amo,

Con la que quisiera caminar, de no estar él tan cerca,

Groseramente la manosea, a pesar de que me bastaría

Tan sólo una palabra para desnudar mi corazón y mostrarme como soy,

Pero él se tambalea, y lo ofusca todo, y exige su alimento,

Bajo su custodia babeante arrastrándome con él,

Entre los cientos de millones de su especie,

Y el desenfreno de la gula en todas partes.


Trad. Roger Wolfe: Todos los monos del mundo. 1995. Renacimiento. Sevilla


Podéis leer el original en inglés en el siguiente link

http://www.poemhunter.com/poem/the-heavy-bear-who-goes-with-me/


martes, 2 de septiembre de 2008

El retrato como una imagen muerta: Francis Bacon


En latín la palabra imago –inis hacía referencia a nuestro actual concepto de imagen pero también significaba la representación o busto de un antepasado fallecido. Una de las modalidades de esta representación consistía en hacer un molde del rostro del fallecido, éstas eran la conocidas como las maiorum images. Estas imágenes obtenidas del vaciado del rostro del cadáver eran coloreadas en un intento de simular los colores del vivo ya fallecido. Aún así la importancia de la mascarilla se encontraba en representar el momento del tránsito al más allá, es decir la muerte. Por tanto la imagen era la imagen de la muerte o una imagen muerta.

El retrato como género artístico toma su etimología del latín retraho que entre otros tiene por significado “sacar de nuevo a la luz, hacer revivir” (Diccionario ilustrado de latín Vox). El género del retrato se hace en una pretensión de lucha contra el olvido, es una apuesta por la memoria y representa una identidad, con su viveza. El retrato tiene un componente social, se hace en un intento de vincular al individuo con la eternidad, pero una eternidad terrena y social: su recuerdo. El retrato no representa un tránsito sino la permanencia en esta vida. El retrato como género, frente a las maiorum images, pretende representar la vida, no la muerte. La muerte puede suponer una relación con la eternidad, y así lo creían los romanos al realizar las maiorum images, pero la eternidad no es terrenal, sino ultraterrenal. La vida terrena siempre se ha caracterizado desde la teología por su componente temporal e incluso así se le ha denominado al mundo del acá. Esto supone que el retrato pretende luchar contra el componente temporal mientras que las maiorum images conscientes de la temporalidad piensan en la intemporalidad en el más allá.

Pero el retrato como género tiene todo un devenir histórico. Aquí quería destacar la modificación que sufre el género cuando pasa por el pincel de Francis Bacon. Si como he dicho podemos entender el retrato como una pretensión de mostrar una identidad y anclarla en el mundo temporal para que sobreviva al tiempo con Francis Bacon se pierde la pretensión de mostrar una identidad para mostrar un proceso de pérdida de identidad. Así lo entiendo yo. Por tanto qué pretende Bacon anclar en el mundo temporal. En mi opinión pretende anclar lo pérdida de la identidad, su desfiguración. Si tomamos sus Estudios para el retrato del papa Inocencio X, esto se puede entender. En el original retrato del papa Inocencio X realizado por Diego Velázquez en 1649 la identidad del papa aparece de forma esplendorosa, incluso su pose es propia de su identidad de papa a la manera de los lienzos papales o cardenalicios de otros pintores como Rafael, Tiziano o El Greco. Pero si observamos la obra de Francis Bacon la identidad se altera, a tal efecto recurre a difuminar lo contornos del rostro, la pose firme e incisiva del original queda irreconocible tras la alteración y fusión de los colores y contornos del rostro. La identidad del cuadro, del retrato se pierde, y por tanto lo que tenemos es una muestra de pérdida de la identidad. Pero Bacon añade un componente más, añade consciencia a su alteración de la obra de Velazquez. Si visionamos la segunda versión que añado de la obra de Bacon el gesto del papa no sólo se distorsiona sino que se altera añadiéndole un gesto de dolor. La obra de Bacon no se muestra sólo como reflejo de la pérdida de la identidad sino que es testigo del proceso doloroso de tal pérdida. Si como dije consideramos el retrato como una forma de recordar la identidad de un individuo que ya falleció con Bacon el retrato se convierte en una imagen muerta, nos representa el proceso de la muerte de la identidad. Por tanto en el retrato de Bacon hay elementos de las maiorum images, representa también la muerte, aunque no como proceso de tránsito hacia el más allá. Los retratos en Bacon son una imagen muerta.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Qué bonito es cumplir años.


Ni más viejo ni más joven, más acompañado. A mi hermano se le ha olvidado felicitarme. En casa de mi abuela todos lo hicieron. Mi padre se ha acordado porque hoy empieza a trabajar. A mi novia y a mi madre nadie ni nada se lo ha tenido que recordar. El tuenti le ha dado voz a Sonia, Rocio, Guille, Fernando y Raúl. Agradecido. Desde Escocia me felicita mi profe de inglés, Melissa. Desde Sevilla Gosku-Juanito. Desde Madrid o Valencia o Cuenca llegan los versos de Gustavo. Y Vía móvil me llegaron las felicitaciones de Pol. Me siento feliz y agradecido. A todos os quiero, Gracias (hasta a mí hermano).

Por cierto, uso sombrero para en momentos como éste poder quitármelo, chapó.