Las necrológicas es un género complicado. Es fácil caer en tópicos y cursilerías. Cuando de desastres como el que ayer se trata el asunto se agrava. ¿Qué decir? Apenas nos quedan palabras, qué bálsamo para tanto dolor. La situación exige un mínimo de silencio, que respete aquel que los que ya no están nos dejan. Sentir el dolor, ver sus lágrimas, su desesperación. Comprender sus dudas, invitarles a un abrazo. Vendrán días difíciles. Pero que, familiares y amigos, sepan que desde aquí y desde allá todos lo sentimos. Ayer y hoy todos les hemos dedicado momentos en los que pensar en su profunda desesperación. Lo hemos sentido. Desde mi blog os acompaño. Decir que lo siento y os envío un fuerte abrazo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario